jueves, 17 de febrero de 2011

ABRIENDO LAS PUERTAS DE SAN MIGUEL..


San Miguel – febrero 16, 2011- Hoy la clase de inglés para los niños fue muy divertida. Primero les enseñamos la canción de las partes del cuerpo “Head, Shoulders, knees, and toes, knees and toes… eyes, ears, mouth and nose”; la pusimos en mi computador (que me ha servido mucho para hacer mi diario sobre Kalu Yala). Todos los estudiantes cantaban emocionados, señalando cada parte correctamente. Debo admitir que yo también estaba muy feliz de hacer parte de esa actividad, me sentía como uno mas de ellos.


Continuamos con una actividad que había preparado Evan, nuestro experto en plantas y medio ambiente. A cada uno de los niñ@s se les entregó una hoja con la palabra Puente, Árbol, Nube, Sol, Piedra y Flor, con un espacio para dibujar cada uno y escribir la palabra en inglés. Estuvimos llevando a todos los chikillos al río, fue muy divertido. Es hermoso ver como seres tan pequeños e inofensivos aprenden tan fácil. Son como una esponja, como dice mi madre, que absorben todo lo que ven y lo que oyen.

Me he encariñado mucho con “el gordo”, su verdadero nombre es Duval Ali Castillo Vega; tiene cinco años, vive frente a Mirian, es muy inteligente, curioso y le encanta utilizar mi cámara para tomar toda clase de fotos, del río, de nosotros, de su ojo, etc.

Mientras escribo en mi computador fuera de “Mi Casita Kalu Yala”, viene el señor José a visitarnos. Siempre pasa a saludarnos. Esta vez me pidió un encargo, que le traiga un CD con música sinfónica, instrumental, “como el que pone la vecina de vez en cuando, que es sinfónica peruana”. Mientras  nos da ciertos consejos sobre la tubería de agua que están implementando Max y Chase, yo aprovecho a pedirle el favor de que nos riegue las plantas que Evan a sembrado frente a la casa, de jueves a domingo, pues son los días que no estamos en San Miguel.

Ya son  las 3:30 pm, nos acompaña una agradable brisa mientras esperamos que sean las 4:30 para ir a dar la clase de ingles a los adultos. Paro un rato de escribir pues el señor José me ha pedido que vaya a su casa (que queda junto a la mía) a tomar foto de su estufa de leña que él mismo construyó, pues dice que ahora, que esta cocinando, es el momento perfecto para capturar el fuego con mi lente. Efectivamente después de regresar de su casa, logro entender con mas claridad su sistema de estufa, hecha con un viejo calentador de agua, que él recubrió con fibra de vidrio para que no se recalentara y en donde mete los pedazos de leña para cocinar sus frijoles y su arroz.


Mientras escribo también pienso en el tema que escogeré para mi blog de esta semana en www.kaluyala.com Me gustaría hablar sobre el concepto tan especial de comunidad que se vive aquí en San Miguel. He sentido que el pueblo, casi en su totalidad, nos han abierto las puertas de sus casas (literalmente) para adentrarnos a un mundo maravilloso que creí había desaparecido después de la segunda mitad del siglo XX.

Ayer fuimos a casa de Mirian, la bibliotecaria de la Escuela de San Miguel. Cocinó para nueve de nosotros y al final nos hizo té de paja de limón para la digestión (en mi anterior blog hablé de esta experiencia). Hoy fuimos a almorzar a casa de Martina, una de nuestra estudiantes de la clase de ingles para adultos. Desde la semana pasada nos había manifestado su deseo de atendernos en su casa, así que ayer Vigi y ella fueron a comprar los ingredientes para el almuerzo y, hoy, antes del medio día, ya estábamos en su casa, listos para comer un suculento plato.

Al llegar nos mostró muy entusiasmada como había ahumado el pollo y la carne. Lo hizo en una gran estructura de madera que esta ubicada afuera de su casa, en donde tiene una especie de rancho, en el cual vende comida típica todos los domingos. Me contó que su esposo (Alfredo) no le había parecido suficiente el pollo que ella y Virgi habían comprado ayer, así que lo complementó con carne de res. El resultado fue un delicioso plato de arroz, pollo, carne ahumada, “plátano en tentación” (que es el mismo plátano maduro asado colombiano) y los porotos que no pueden faltar en un plato Sanmigueleño, que esta vez fueron fríjoles.

La bebida no podía ser nada mejor que aguapanela (o raspadura, como le llaman aquí en Panamá) con limón. Diez extranjeros hambrientos quedamos con un rostro de satisfacción y felicidad después de comer. Agradeci a Martina con un fuerte abrazo, le ayudamos a limpiar la mesa y los platos y continuamos con nuestros deberes.

Al finalizar la clase de inglés de Mimi para los adolescentes (de 1 a 2 pm) tuve la fortuna de acompañar a Virginia a dejar a Ariatne a su casa. Ella es una niña de 16 años que vive aquí en San Miguel, quien sufre de osteogenesis imperfecta; los pequeños que sufren de esto son conocidos como “niños de Cristal”, pues sus huesos son tan débiles que se pueden partir fácilmente, y su proceso de crecimiento se detiene. Desde la semana pasada Ari me había invitado a su casa y hoy, que Virgi la fue a dejar después de la clase (junto con su abuela y sus dos primas) aproveché y fui. Fue hermoso llegar a su casa, donde vive con sus abuelos; su madre trabaja fuera de San Miguel y su padre vive en Estados Unidos. 

Compartió con nosotros su álbum de quince años, los cuales celebró con una fiesta típica Panameña, donde todas las mujeres estaban vestidas con hermosas polleras y los hombres de blanco y sombrero. Su abuela se ofreció a prestarnos una de las fotos para sacarle copia y quedárnosla. Escogí aquella en la que Ari sonríe sin percatarse que le están tomando una foto… inocencia y alegría a la vez, hermosa combinación.

Al despedirnos nos dijo con alegría “hasta el próximo martes”, y fue nostálgico y bello a la vez ver esa sonrisa sincera, liberada de aquel cuerpo que vive atrapado en una silla de ruedas. Es a estos momentos, y a muchos mas, que me refiero cuando digo que la gente nos ha abiertos sus puertas, no sólo de sus casas, sino de sus vidas, de sus almas y de sus corazones. 

No hay comentarios: