miércoles, 31 de agosto de 2011

Midnight in Paris



Alguna vez has deseado meterte por aquel hueco mágico de las películas para niños? O a atravesar el gran espejo de tu cuarto, para encontrarte con aquel mundo que has soñado por tanto tiempo y que, hasta el momento, se quedaba simplemente en tontos pensamientos?

Has deseado vivir la misma suerte de Alicia cuando cae en aquel mundo juguetón de las Maravillas? un mundo lleno de retos y nuevas aventuras; elementos que simbolizan su proceso de madurez, donde su cuerpo y su yo-interior se transforman una y otra vez!

Esta vez no es un hueco mágico en un bosque ni un espejo… es un carro de los años 20 en el que nuestro protagonista contemporáneo, un poco pasado de copas, accede a montarse, para sumergirse, sin duda, en la mejor experiencia de su vida!

Es hermoso como Woddy Allen materializa aquel mundo intelectual de principios de siglo XX. Mundo en el cual nos vemos inmersos cuando leemos grandes obras literarias, cuando vemos clásicos del cine o admirando pinturas que marcaron la Historia del mundo para siempre. Allen nos lleva a un paseo entre pincelazos, poemas, bailes, y maravillosos artistas y pensadores que hoy en día no solo siguen vigentes sino que influenciaron de manera significativa nuestra manera actual de ver el mundo.

Al mismo tiempo es increíble cómo este viaje, en realidad, es toda una reflexión interna de nuestro protagonista, Gil, quien agobiado por la rutina patética de su prometida, decide escapar al fondo de su alma y caminar por los pasillos y senderos de su corazón. En este recorrido Gil va encontrándose con fragmentos de su vida… fragmentos que, al unirlos, le recordaron no solo aquello que él realmente es, sino también y lo mas importante, aquello que ama.

Viviendo estas noches en Paris nos damos cuenta que la monotonía es un ser miserable que nos consume, nos hace ser personas automáticas, seres que no pensamos sino que actuamos por actuar y por concordar con la sociedad. Respondemos a unos parámetros mentales que se vuelven mas fuertes que los deseos de nuestra alma y de nuestro corazón; a estos dos últimos les toca quedarse callados (o mas bien acostumbrarse a no ser escuchados) mientras observan al cerebro hacer de las suyas, sonriente y victorioso por aquello de tener “la razón”.

Paris, est une ville romantique, douce, belle et dynamique! El amor y la belleza andan por cada esquina de esta ciudad, recordándonos que la conformidad no hace parte del ser humano. Al contrario, las letras, las canciones, los colores y la vida misma que es capaz de generarse a partir de un solo individuo demuestran que la rutina es simplemente un estado mediocre del pensamiento en el que caemos constantemente.


domingo, 7 de agosto de 2011