Es asombroso como los seres humanos seguimos sorprendiéndonos con el mundo interior que nos invade. Es tan poco lo que llegamos a conocernos que muchas veces suena a utopia pensar en conocer a otra persona.
Sebastian es entonces una victima del intento del hombre por controlar lo incontrolable, por creerse amo y señor de lo que muchas veces ni siquiera el destino se hace responsable: el amor.
¿Cómo puedo ser consciente de algo que se roba mi consciencia?
¿Cómo puedo ser razonable ante algo que no escucha razones? Y….
¿Cómo puedo escapar de algo si ni siquiera se que estoy atrapado?
Ésta historia se hace exquisita ante la búsqueda de la respuesta por entender qué mueve al ser humano a vivir, a soñar, a crecer, o simplemente a existir. Y es en esta búsqueda, donde nos convertimos en victimas y en victimarios, dentro de un juego de mascaras y personalidades que un día, entre una red tejita por la pasión, la lujuria y la ambición logramos llegar a la cima del mundo, para caer al siguiente día sobre las ruinas de una vida que nunca existió…
Aquel auto negro que huye de las concurridas calles de Manhattan, lleva consigo lo que es realmente el significado de la palabra amor.