Regálame una sonrisa en el medio la noche
Y sabré que la tristeza es sólo un derroche.
Regálame una lagrima pura de alegría
Y recordare lo importante que es la vida.
Regálame una mirada inocente
Y sabré cuan maravilloso es conocerte.
Regálame todo tu amor sincero
Y sabré que siempre serás aquel lucero….
Radiante, lleno de luz, como un suspiro de ángel
Y un regalo de Dios.
1 comentario:
Una muestra clarísima de que lo bueno no está peleado con la sencillez (ojo que no simpleza). De verdad y como siempre es un gusto reencontrarme con tu espacio después de tanto tiempo en medio de tanta vaina en la que estoy arremolinado.
Un abrazo y sigue así...
Por cierto, me encantó lo que pusiste en el post anterior acerca de la percepción ¿es tuya? y de ser así ¿me dejarías ponerla como epígrafe en mi tesis?
Publicar un comentario