Este, no es un
domingo como cualquier otro. El barrio entero se prende de fiesta a través del
color y la alegría de su gente! Unos quince días antes nos hemos reunido con
las personas que habitan la zona que será intervenida durante esta jornada. Con
gran entusiasmo reciben la noticia que su fachada, aquella que deja ver el
cemento, el ladrillo, la lata o cualquiera de los materiales con los que fue
construida su casa, dejarán atrás el lúgubre aspecto de “obra negra” para
convertirse en un vivo retrato del
sabor de quienes la ocupan. Ellos, por supuesto, son quienes escogen el color
de su fachada.
Terrón
Colorado está ubicado en la comuna número 1 de Santiago de Cali; este barrio
cuenta con más de 100 mil habitantes que dan la bienvenida a la ciudad, a todos aquellos visitantes y caleños que
transitan por la vía al mar. Me
atrevo a decir que Terrón, con su geografía montañosa y sus más de 12 mil
casas, tiene una de las vistas mas
privilegiadas del Valle del Cauca, una enorme riqueza en flora y fauna y un
magnífico microclima, aquel que te hace sentir un fresquito rico desde que amanece hasta que anochece.
En las últimas
décadas esta comuna, como muchos otros sectores del país, ha sido golpeada por
la delincuencia y la violencia. Muchas veces los actos delictivos son cometidos
por personas externas a la zona, manchando injustamente su reputación. Sin
embargo, estos estigmas no han impedido
que un grupo de ciudadanos, caleños, se fijen en el potencial de este lugar,
donde la mayoría de habitantes son familias trabajadoras que día a día se
luchan la vida honradamente.
Se acercan las
7:30 de la mañana del día domingo y, el parque del Peñón, establecido como
punto de encuentro, se va llenando de decenas de voluntarios que vienen
dispuestos a darlo todo. Se les ha recomendado que escojan una “pinta que se
pueda pintar”. Niños, jóvenes, adultos y ancianos llegan cargados de buena
energía, que es justamente el único requisito para participar.
Un día antes
las personas del barrio han lavado sus fachadas, algunos inclusive las repellan
y organizan para recibir con todo listo al equipo de Terrón Coloreado: fundación que inició su trabajo hace ya más de seis meses, y que
hasta ahora, con seis jornadas realizadas, lleva 250 casas pintadas y más de
1000 personas beneficiadas.
La autora
intelectual de esto: una caleña que creyó en el poder del color y la juventud
como fuerzas vivas que transforman al mundo. Sandra Freiye se encargó de convocarnos
y hacer parte a comunicadores, artistas, arquitectos, diseñadores y a la ciudad
entera, de esta loca pero maravillosa idea de pintar Terrón!
Son varios los
proyectos que a nivel mundial demuestran que en el color hay un gran potencial
de cambio, no sólo físico sino también mental y emocional. Las favelas en
Brasil y la ciudad de Valparaíso en Chile, son sólo algunos de los ejemplos que
nos llevaron a fijar nuestras miradas en aquella zona que ha sido olvidada y
desarticulada de la ciudad. Muchas veces los habitantes de Terrón dicen “voy
para Cali’ cuando salen de su barrio, o los forasteros se declaran fuera de la
ciudad cuando pasan por allí, desconociendo que es un barrio como cualquier
otro dentro de la capital Vallecaucana.
Después de dar
las indicaciones generales de la jornada, todos subimos en carros y buses hacía
Terrón; cada grupo de 4 a 6 personas recibe la ficha de “su” casa, aquella de
la cual será responsable de pintar; un guía les indica a los voluntarios la
ubicación de la vivienda y es allí cuando empieza su inmersión en un día que
seguramente les cambiará la vida.
Aquí no existen estratos sociales ni
color de piel, no existe religión ni afinidad política que importe, pues todo
eso se borra con una buena brocha en una mano y un cuñete de pintura en la
otra. Los equipos de sonido empiezan a sonar, con un buen vallenato, un clásico
de la salsa y por supuesto el reggaeton no puede faltar. La minga entre
visitantes y residentes vuelve el trabajo en diversión, y sin llegar a las diez
de la mañana esto se ha convertido en un buen rumbononón de color y sabor.
A medida
que pasa el día, las largas escaleras que, diariamente deben subir y bajar los
habitantes de Terrón, se convierten en obras de arte, las paredes en murales y
cada casa empieza a mostrar su
personalidad con los detalles y dibujos que sus mismos dueños deciden añadirle.
Al mismo tiempo todos los niños trabajan en un gran mural que convierte en
espacio de recreación aquellos rincones olvidados, donde se acostumbraba a
transitar con prisa y sin cuidado.
Nada de esto
seria posible sin el apoyo que hemos recibido de la ciudadanía y de la empresa
privada. Son ellos quienes han permitido que contemos con los recursos
necesarios para llevar a cabo nuestra labor. Igualmente los medios de
comunicación han pintado sus páginas y reportes de color, relatando nuestro
trabajo y regando la voz de que allá, en Cali, hay personas que creemos en una
mejor ciudad, un mejor país y un mejor mundo.
A través del
color se están trasformando los imaginarios colectivos, tanto de los habitantes
de Terrón como de esos cientos de voluntarios que participan en cada jornada.
Las brechas sociales creadas por el estrato, el dinero y la apariencia se
acortan cada vez más gracias a estos espacios comunes en los que miramos al
otro como igual. Compartimos el mismo almuerzo, la misma birra, la misma ilusión.
Al final de la
jornada, cuando veo todos esos rostros sonrientes, llenos de color, confirmo
que aquí, mas que pintar muros y paredes, estamos pintando futuro!